La decisión de llevar adelante un proyecto significa asignar a su realización una cantidad de variados recursos que se pueden agrupar en dos grandes tipos:
a) Los que requieren la instalación del proyecto o sea del montaje, de lo que en definición de proyectos se llama “centro de transformación de insumos”.
b) Los requeridos para la etapa de funcionamiento propiamente del proyecto. Los recursos necesarios para la instalación constituyen el capital fijo o inmovilizado del proyecto.
Los recursos que se requieren para el funcionamiento constituye el capital de trabajo circulante.
La reducción a términos monetarios del valor de estos diversos recursos plantea el problema de determinar los precios que han de emplearse para el cálculo. Estos precios pueden ser los de mercado o cualquier otro costo social.
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